Hay un momento en la vida de cada ser humano en el que se hace necesario detenerse, cerrar los ojos, respirar hondo… y escuchar. Escuchar más allá del ruido externo, más allá de las exigencias del mundo y de las voces que alguna vez sembraron duda en nuestro interior. Escuchar ese susurro sagrado que viene desde el alma y que dice: «Confía».
La confianza no es algo que se construye con lógica, ni se mide con resultados inmediatos. La confianza es una experiencia espiritual, una decisión profunda del alma que reconoce que no estamos aquí por azar, que cada paso que damos tiene un propósito más allá de nuestra comprensión inmediata.
Confiar en uno mismo es recordar que dentro de ti habita una chispa divina, un fragmento de sabiduría eterna que sabe hacia dónde ir incluso cuando tu mente no lo entiende. Es saber que tu intuición es una brújula sagrada, y que tus sueños no son ilusiones vacías, sino llamados del alma hacia tu realización más plena.
Confiar en la vida es rendirse con valentía, no con debilidad. Es dejar de controlar todo lo que sucede y abrirte al misterio, a la magia de lo inesperado, al aprendizaje escondido incluso en el dolor. Es comprender que todo lo que llega, llega para enseñarte algo, y todo lo que se va, se va porque ha cumplido su misión.
No estás solo. La vida no se ha olvidado de ti. Hay una inteligencia amorosa que guía cada experiencia, que mueve las piezas que no puedes ver y que organiza milagros silenciosos a cada instante. Cuando confías, permites que esa energía fluya a través de ti. Tu corazón se abre. Tu mente se calma. Y tu camino se despeja.
Confía en tu luz, incluso en tus momentos de oscuridad. Confía en tu proceso, aunque aún no veas los frutos. Confía en tus pasos, aunque parezcan pequeños. Porque cada paso que das desde la autenticidad, desde el amor, desde la verdad de tu ser, es un acto de creación sagrada.
Tú no eres tus errores, ni tus miedos, ni tus dudas. Eres la conciencia que los observa, los abraza y los transforma. Eres el alquimista de tu propia existencia. Tienes el poder de reinventarte, de sanar, de comenzar de nuevo cada vez que lo necesites. No hay nada roto en ti que no pueda ser restaurado por tu propia luz.
Y si alguna vez te sientes perdido, recuerda esto: el mismo sol que hoy se oculta, mañana volverá a brillar. La misma tierra que hoy parece estéril, guarda en su interior semillas dormidas que germinarán en el momento perfecto. Así también, en ti hay potenciales ocultos, talentos dormidos, fuerzas que despertarán cuando más las necesites.
La confianza no es ausencia de miedo, es caminar con él de la mano sabiendo que no tiene el control. Es mirar al futuro con esperanza, al presente con gratitud y al pasado con compasión. Es vivir con el corazón abierto, aun sabiendo que puede doler. Es elegir creer en lo invisible, sostenerse en lo intangible y continuar andando con la certeza interior de que la vida conspira a tu favor.
No necesitas tener todas las respuestas para confiar. Solo necesitas hacer espacio en tu interior para sentir. Y en ese espacio sagrado, en ese silencio profundo, en ese latido suave que habita en tu pecho, descubrirás que lo único que se te pide es esto: confía.
Porque cuando confías, te alineas con el ritmo divino del universo. Cuando confías, tu alma respira en paz. Y cuando confías… la vida, simplemente, responde.
Raúl López
Terapeuta Holístico.
Experto en Resolución de
conflictos internos.
Certificado en Psiconutrición.